Hay frases que dan más miedo que los disfraces de gigoló en Halloween o las películas de monjas malditas…

Por: Ariana Sánchez
 

Ya en varias ocasiones hemos hablado de lo difícil que es mudarse y dejar la comodidad que te brinda la casa de tus papás, pero también hemos dejado claro que independizarse es un paso que en algún momento se tiene que dar.   Aún así, aceptémoslo, no es fácil y muchas veces  la independencia da más miedo que la película de terror más perra que está en cartelera o ver a tu primo Luisito disfrazarse de Gigoló en la fiesta de Halloween a la que se autoinvitó. Eww.   En esta etapa de tu vida hay frases que te hacen sudar, provocan escalofríos y que incluso crees te matarán del susto. Aquí te presentamos algunas de ellas.  

1. Su tarjeta no pasa. No hay sentimiento más estresante y que produzca más ansiedad que el de estar formado en la fila del súper mercado un fin de quincena y no saber a si en el  plástico bancario que llevas en la mano hay suficiente dinero para pagar todo lo que está en el carrito. Es un clásico, hay 10 personas atrás de ti, tres de ellas solo llevan como tres productos y tu llevas como 100. La cajera pasa la tarjeta y los segundos previos a que se haga o no el cargo se vuelven una eternidad. Todos te odian, saben que no traes dinero. Después de escuchar la mítica frase sabes que corres el riesgo de morir atropellado en el estacionamiento. Tu tumba dirá que moriste siendo pobre.  

2. No hay gas. Despiertas con un antojo de quesadillas inimaginable y entonces tu roomie te o suelta así, sin pensar. Tu corazón se detiene, las palmas de las manos te sudan y la mirada inquisitiva de tu roomie te atraviesa como el cuchillo del asesino más maldito. Se te dijo que compraras el gas, se te adviritió que ya casi tenía un mes de la última compra, pero no hiciste nada al respecto. Ahora tu roomie tendrá que irse a trabajar con el gel seco del día anterior y tu tendrás que soportar el antojo a quecas que te atormentará todo el día.

3. Buenos días, vecino. No es el típico saludo que sale en las películas en donde los vecinos son mejores amigos y se hacen favores todo el día, no. Es tu vecina la más nefasta saludándote para hacerte saber  que está cansada de tus fiestas interminables en el depa. La frase la dice con los mismos ojos de pistola con los que te vio la última vez, pero ahora sabes que hará de esto algo más grande. El temor a que presente una queja que propicie que te corran del edificio por fiestoso hace que la crudita que te cargas empeoré mucho más.

4. No te preocupes, no se escucha. Después de escuchar estas palabras ya sabes qué va a pasar: Tu roomie va a tener una noche de pasión con alguno de sus ligues y los aullidos y gritos no cesarán hasta bien avanzada la madrugada. Suerte con eso.

5. Ya no hay nada en la alacena. A esto le sigue el reclamo de tu roomie diciéndote que te acabaste la última maruchan y lo poquito de Nutella que las había alimentado durante las últimas semanas. El cereal también brilla por su ausencia y lo peor: Apenas es 27 del mes. Aquí es donde entras en pánico y comienzas a gritar.